31 diciembre 2005

El cielo se nos cae encima

Los seres humanos nos acostumbramos pronto. Sabemos que, en ocasiones, nos sobrevuelan millones de toneladas y continuamos nuestras vidas confiados sin preguntarnos ¿Por qué no caen? Bueno, en ocasiones caen de forma rápida y violenta ocasionando enormes daños. No, no estoy hablando de los aviones. ¿Nunca os habéis preguntado porque flotan las nubes?


El vapor de agua es un gas, y como tal, se mezcla con los gases que están presentes en el aire. De hecho, siempre existe una cierta cantidad de vapor de agua presente en el ambiente, es lo que conocemos como humedad ambiental. Pero las nubes no están formadas por vapor de agua. Las nubes se forman cuando el vapor de agua se condensa en gotas de agua o en cristales de hielo.  Y como todos sabemos una gota de agua o un cristal de hielo son materiales pesados que no deberían flotan en el aire.

Lo cierto es que no flotan, sino que suben y bajan de forma constante. Su tendencia natural sería caer aunque intervienen otros efectos para contrarrestar esa tendencia. Una gota de agua típica suele medir décimas o centésimas de milímetro y cae a 1 o 2 centímetros por segundo dentro de su nube . Eso permite que actúen sobre ellas distintos efectos que ralentizan o impiden la caída.

En primer lugar, las nubes están en movimiento arrastradas por corrientes de aire. Así una corriente ascendente puede hacer que las gotas se mantengan en equilibrio, floten o incluso asciendan. También es necesario tener en cuenta la orografía del terreno, una corriente de aire que choca con una montaña se eleva y arrastra cualquier objeto con ella.

En segundo lugar, tenemos los efectos térmicos. Esa misma corriente de aire se enfría al ascender y eso puede provocar la condensación del vapor en gotas. Pero esa condensación genera calor, y el aire caliente provoca que la nube siga ascendiendo. En general, los efectos esta muy interrelacionados y son muy difíciles de analizar.  

En último  lugar esta la cuestión del tamaño de las gotas. El agua forma núcleos de condensación que van creciendo en tamaño. Cuanto mayor sea el tamaño, más difícil será que las gotas consigan mantenerse en el aire. Un caso extremo sería la formación del granizo. Las gotas se condensan y caen  pero fuertes corrientes de aire vuelven a elevarlas aumentando de tamaño en el proceso. Si este proceso se repite suficientes veces la pequeña gota de agua ira aumentando de tamaño hasta formar bloques  de hielo del tamaño de una pelota de tenis. Mejor estar protegido cuando el cielo, finalmente, se nos caiga encima en forma de granizo.

Categorías: Física
Próximo tema: El portaaviones de hielo y el submarino de hormigón

3 comentarios:

Shora dijo...

Otro factor que influiría sería el contenido de las gotas aparte del agua. Me estoy acordando ahora de las tormentas que tenemos por el sur que están cargadas de arena del Sahara cuando el viento proviene de ahí. Al ser más densas las gotas por el contenido de arena, la condensación y precipitación se produce antes. Y también influiría la contaminación (que se lo digan a los madrileños xD)

¡Feliz año!

Ambros dijo...

Si, lo cierto es que el tema es más complejo que el sencillo planteamiento que he hecho. Aunque no soy un especialista puedo decirte que la contaminación o la presencia de polvo influyen en la formación de gotas aunque, a veces, con efectos contrapuestos. La contaminación crea núcleos de condensación que favorecen la formación de gotas pero si las gotas son demasiado pequeñas (menos de 1 milímetro) se evaporan antes de llegar al suelo. Así el exceso de contaminación (y de núcleos de condensación), retrasa la lluvia como puede verse en este par de estudios americanos:
http://www.scienceagogo.com/news/19980706131634data_trunc_sys.shtml
http://edition.cnn.com/2003/TECH/science/12/16/urban.climate.ap/
Lo increible es que tienes que aguantar la contaminación entre semana y, además, aguantar la lluvia el fin de semana cuando desciende la contaminación. Lo peor de los dos mundos.

¡Muy feliz año!

Anónimo dijo...

Sí, recuerdo haber leido sobre un estudio que nos venía a explicar porque los fines de semana llueve irremediablemente. Al principio yo pensé que era un estudio patrocinado por las patronales, para desmotivarnos ante la llegada de los días libres, luego he ido vigilando grandes ciudades y es cierto, al menos a veces.