26 octubre 2005

El efecto mariposa en el billar

El efecto mariposa en el billar

Tengo que reconocer que soy más bien torpe al billar. Me falta precisión en el golpe y eso se multiplica tras alguna carambola. Acierto menos que el parte meteorológico y las causas tienen cierta relación.

Hace unos años se puso de moda hablar del efecto mariposa. Se decía: “El batir de las alas de una mariposa en el Amazonas puede provocar un huracán al otro lado del planeta” Esta idea surgió en los años 60 de las investigaciones del meteorólogo Edward Lorenz, que intentando simular matemáticamente el clima, descubrió que, en situaciones especiales, una variación muy pequeña en la situación de partida podía provocar enormes cambios a largo plazo.
Podemos ver un ejemplo en la vida cotidiana si dejamos caer verticalmente una pelota de tenis sobre una superficie plana. Tras varios botes la pelota se habrá alejado del lugar en que ha caído inicialmente. Por muy liso que sea el suelo, por muy esférica que sea la pelota, las pequeñas irregularidades de ambas hacen que el bote deje de ser vertical y la pelota salga proyectada en una dirección imposible de determinar previamente. Se genera una situación caótica e imposible de predecir, aunque la gravedad sea conocida y el entorno este perfectamente controlado.
Lo mismo se puede decir de otras muchas situaciones, conocemos las reglas generales pero la realidad es demasiado compleja e interesante y no podemos predecir con certeza el resultado final. Aplicándolo al billar me consuelo pensando que mi rival puede ser mejor, mucho mejor pero no infinitamente mejor.  Las leyes físicas no lo permiten. Pero si permiten, y hasta exigen, que algún día, por el caótico movimiento de las bolas, acabe ganando. O eso espero.


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